domingo, 2 de mayo de 2010

Una película de suspense con final feliz


Como en las buenas películas de suspense, de esas que te dejan agarrado a la silla casi sin pestañear durante todo su metraje, el Caja Segovia consiguió que, tras muchos minutos de incógnitas sin resolver, de giros imprevistos en el guión y de tensión para repartir, los títulos de crédito se pudieran leer con la sonrisa en la boca tras haber presenciado un final feliz.
La película se presentaba con unos brillantes actores principales, que al final son los que terminan resolviendo la trama, y en ese apartado Matías se está convirtiendo en el Paul Newman de la mayoría de los partidos, pero también con unos muy buenos secundarios, imprescindibles para cualquier buen film que se precie. Y en este apartado, a pesar de que la luz de los focos se quede iluminando con mucha razón al argentino del Caja, el Óscar ha de ser para Tobe, que se ha convertido en pieza básica para este Caja Segovia que se ha convertido en un candidato a ganar el título de Liga. Así, como suena.
Durante la primera parte de la película los directores, sentados en sus respectivos banquillos, no dieron rienda suelta a sus actores para que mostraran todas sus dotes artísticas. Marc Carmona planteó un partido de poco ritmo, duro y sin concesiones en defensa y buscando siempre a Fernandao con mucha rapidez tratando de desactivar la presión de un Caja Segovia que durante muchos minutos se vio maniatado en sus acciones ofensivas y sin inquietar a Paco Sedano más que en un mano a mano de Lin que el portero madrileño logró sacar con el cuerpo.
En la otra portería, Cidao no tenía que intervenir demasiado, pero no porque el balón no rondara su portería, sino porque los jugadores del Barcelona, tan esforzados en el plano defensivo, no llegaban con frescura a la meta segoviana en sus contragolpes. Así que al descanso de la película se llegó con los protagonistas encorsetados en su guión, los directores sumergidos en sus pizarras y los aficionados expectantes por ver un segundo tiempo que no podía ser igual que el primero.
Y no lo fue, porque a los tres minutos de partido, Nano siguió con la mirada en lugar de con las piernas un desmarque de Chico, que apenas sin ángulo batió a Cidao por alto. Tanto se enfadó consigo mismo uno de los protagonistas principales de la gran segunda vuelta del Caja, que sólo le faltó tirarle las zapatillas a Paco Sedano en su intento de resarcirse del error que supuso el 0-1. No todos los días se va a meter un gol por la escuadra.
El gol blaugrana supuso un cambio en el guión, más bien en la forma en la que los jugadores interpretaron su papel. Consciente de que con la derrota se bajaba a la quinta plaza de la clasificación, el Caja se lanzó a la yugular del Barcelona, que supo escaparse muy bien durante varios minutos, lanzando varios contragolpes que ponían el corazón en un puño a los seguidores locales. Lin se hacía daño en una rodilla y todo el pabellón se ponía a temblar, pero se recuperó al igual que lo hizo Saad después de un golpe que recibió de Keny, uno de los actores principales del Caja cuyo rendimiento está yendo a menos de manera alarmante.
Así que el partido derivaba hacia un final trágico cuando Tobe y Matías presionaron tanto a un jugador del Barcelona que éste acabó por mandar la pelota a tierra de nadie, que esta temporada está siendo tierra de Tobe, que sin duda este año está representando el corazón del equipo. El cierre del Caja recogió el esférico, y se le cedió a Matías, que empató el partido, devolviendo al equipo local a la cuarta posición, ya que en aquel momento el Lobelle ya goleaba al Gestesa y se encaramaba al tercer puesto.
Los últimos minutos del partido fueron un continuo vaivén. David tenía el 2-1 en sus botas, pero la vaselina que le lanzó a Sedano acabó con el balón colgado del larguero. Poco después, Jordi Sánchez era quien tenía el 1-2 en una contra que terminó con un pase de Fernandao al segundo palo al que el catalán no llegó por un pelo.
El empate dejaba al Barcelona como quinto, así que el guión de la película deparó que el conjunto blaugrana situara en cancha el portero-jugador, lo que sin duda colocaba el partido en el alero. La victoria podía caer de un lado o de otro... hasta que Matías le lanzó el balón a Daniel, que se le devolvió para que el argentino le echara una carrera de diez metros a Fernandao, aventajándole con claridad, y aprovechara la timorata salida del portero visitante para cruzarle el balón y darle la victoria a un Caja Segovia que al final terminó la película de esta liga regular besando a la chica entre los aplausos del público. Al final a todos nos gustan los finales felices.

Fuente: El Adelantado de Segovia.

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