domingo, 23 de enero de 2011

El peligro de las siestas largas





Dicen los médicos que echarse la siesta es algo (además de muy español) muy sano, aunque sus beneficios para el organismo se diluyen cuando el sueñecito sobrepasa un tiempo determinado. Es decir, que las siestas de “pijama y orinal” suelen terminar con una fase de atontamiento hasta que el sujeto en cuestión se acaba de espabilar.
Al Caja Segovia le pasó ayer un poco de eso frente al Azkar de Lugo, ya que tras jugar una primera parte de alto nivel, en la que marcó dos goles y pudo haber hecho varios más, y rubricar su triunfo con un tercer tanto en la segunda mitad que parecía sentenciar el choque, se echó una siesta tan profunda que cuando quiso despertarse ya tenía el aliento del Azkar en el cogote. Afortunadamente el equipo de Jesús Velasco se espabiló con tiempo suficiente como para volver a poner tierra de por medio con respecto a su rival.
Con Tobe y Sergio González de baja, el Caja Segovia podía tener un problema en el cierre para sujetar a los siempre peligrosos Genaro y Matamoros, que en los primeros veinte minutos fueron quienes llevaron el peligro (poco) sobre la meta de un Cidao que respondió cuando tuvo que hacerlo, que tampoco fue demasiado, porque los primeros veinte minutos fueron de un dominio casi total del equipo de casa, con un Esquerdinha al que sólo podía sujetar Mimi, un Matías al que no podía sujetar nadie, un Sergio Lozano que igual valía para robar balones que para culminar las ocasiones, y un Borja que no deja de crecer en su juego. Pero además las rotaciones del Caja cumplieron con creces, demostrando que el equipo va a llegar a la Copa en un buen momento de forma.
Así pareció hasta fácil que antes del ecuador del primer tiempo el Caja se pusiera con un claro 2-0 en el electrónico, y que Mendiola se convirtiera en el salvador del Azkar, evitando que al descanso ambos conjuntos se marcharan con el partido totalmente decidido, aunque en los últimos minutos el equipo de casa comenzara a dar alguna cabezada que otra, como la que llevó a Gil a lanzar el palo en un rápido contragolpe lucense, o a Iago Míguez a estrellar su remate, sólo frente a Cidao, en el cuerpo del capitán del Caja.
Puestos a buscar un marcador que reflejara con justicia lo acontecido en los veinte minutos iniciales, el pensamiento se iría hasta un 5-1, ya que Lozano, Borja y Geison dispusieron de varias claras ocasiones para haber ampliado el marcador para los locales. Así que cuando Sergio Lozano anotó el tercer gol del Caja, hubo sensación de tarea ya hecha, porque a pesar de que los visitantes trataban de morder en la presión, la rapidez del movimiento del balón en los de casa desactivaba cualquier intento de complicarle la vida al equipo de Jesús Velasco.
Pero los jóvenes jugadores segovianos optaron por tocar y tocar la pelota antes de buscar un cuarto tanto que hubiera abierto la puerta a la goleada, y su intensidad en el juego fue cayendo de tal manera que el Azkar comenzó a ser más peligroso en sus llegadas, y Cidao pasó a convertirse de espectador a protagonista.
Genaro avisó con un remate al larguero, y Rafa López falló lo infallable a puerta vacía, antes de que Antonio culminara un contragolpe y pusiera el 3-1 en el electrónico. El Caja ni se inmutó con el tanto, y tampoco lo hizo cuando los árbitros se comieron con patatas un penalti sobre Rafa López, que compensaron comiéndose con las patatas restantes una clarísima falta de Mendiola sobre David, al que levantó del suelo con su entrada cerca de la banda.
Pero como todas las siestas tienen su final, el 3-2, obra de Mimi cuando Bruno García ya había puesto sobre la cancha a Adri como portero-jugador, provocó un abrupto despertar en los locales, que bien pudieron haber encajado el empate a tres antes de que Matamoros sacara de la raya un remate de Lozano, y de que Cidao consiguiera abrir de nuevo las distancias en el marcador con un lanzamiento desde su propia portería.
El 4-2 ya sí que alcanzó tintes de definitivo, porque al Azkar no le duró el fuelle para mucho más. Matías cerró la cuenta para los locales culminando una gran acción ofensiva, y Antonio colocó el 3 en el marcador del equipo visitante cuando el Caja se movía en la cancha en inferioridad numérica después de que a los árbitros les diera el ataque de protagonismo propio de su juventud y echaran a Esquerdinha por un supuesto manotazo a un rival. La victoria del Caja no estuvo exenta de sufrimiento, pero otro resultado que no hubiera sido un triunfo local habría sido demasiado injusto. Esta vez la siesta no se pagó caro.

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