Entre dos ex y los árbitros

Si el partido hubiera terminado cuando todavía faltaban tres minutos para el final, el sentido de esta crónica habría ido en una dirección bien diferente. Habría estado enfocada a la madurez mostrada por el Caja Segovia, que había sido capaz de olvidarse de la expulsión de Esquerdinha y de contrarrestar dos desventajas en el marcador para situarse a solo un paso de conseguir un nuevo triunfo.
Pero por desgracia para el Caja Segovia, los partidos duran 40 minutos y él había perdonado la vida a su rival. Después de que Matías lograra el 3-2 a 12 minutos para el final del encuentro, el equipo segoviano tuvo en su mano la ocasión de sentenciar al Sala 10 Zaragoza. David, Borja y Sergio tuvieron tres oportunidades clarísimas -antes de que Keny marcara el 3-3- para haber dejado encarrilado el encuentro. Pero como ya ha ocurrido otras veces esta temporada, la portería se les hizo pequeña -o el portero rival demasiado grande- y dieron aire al equipo que tenían enfrente.
Y no es ésta una buena opción cuando te mides a goleadores de la talla de Nano Modrego o grandes jugadores como Keny. Estos dos ex jugadores del Caja fueron precisamente los que impulsaron al Sala 10 Zaragoza a transformar en solo un minuto un 3-2 favorable al Caja Segovia en un 3-4 que ya nadie fue capaz de mover. Contaron, eso sí, con la colaboración inestimable de los colegiados, Cid Bragado y Martínez Torres, que no parecen tener excesiva simpatía al Caja Segovia. Ya en la segunda jornada, estos dos árbitros no salieron entre vítores y aplausos del Pedro Delgado pese a que el equipo segoviano ganó al Playas de Castellón. Ayer, directamente se ganaron a pulso dirigirse a los vestuarios entre los abucheos del público. Realizaron un arbitraje que resulta imposible imaginar que se lo hagan como visitante al Caja Segovia algún día. No tuvieron ningún problema en cargar de faltas al equipo de Jesús Velasco en ambos periodos y mostraron la segunda amarilla a Esquerdinha en la primera parte por cometer el gravísimo delito de caer al suelo junto a la banda tras recibir una entrada de un rival. Le tocaran o no al pívot brasileño, el castigo de los árbitros fue demasiado severo, teniendo en cuenta sobre todo que jugadas como ésa se ven a decenas en cada partido. Para terminar de sacar brillo a su actuación, Cid Bragado y Martínez Torres se inventaron una falta de Tobe que permitió a Nano Modrego marcar de doble penalti el definitivo 3-4.
Dicho esto, no se debe ocultar que el Caja Segovia sigue sin encontrar una regularidad en su juego. Funciona a ráfagas: se adelanta el rival y acelera para equilibrar de nuevo el encuentro. Pero no ha hallado todavía la continuidad que necesita y concede demasiado atrás. Además, cuando se suelta y rema con el viento a favor, desaprovecha sus opciones para rematar a su rival. Y así es muy difícil. Deja entrever cosas buenas, pero todavía le afloran demasiado las carencias. Es lo que tiene la juventud, dirán algunos, pero la primera consecuencia es que ya no ocupa un sitio entre los ocho primeros.
Sin fluidez
La defensa zonal del Sala 10 Zaragoza se le atragantó. Ésta le exigía imprimir una gran velocidad a la circulación del balón y eso le costó un mundo. Nadie en el equipo segoviano fue capaz en los compases iniciales de sacar el partido del lentísimo ritmo que le interesaba al Sala 10 Zaragoza. Matías se lo pensaba demasiado en vez de soltar rápido el balón, Sergio Lozano seguía sin cogerle aire al equipo, Tobe aportaba su entusiasmo habitual y las rotaciones no conseguían modificar el decorado. Solo Geison parecía darse cuenta de lo que necesitaba su equipo: fluidez en la circulación de balón. A todo esto, los porteros tenían tanto trabajo como un acomodador de cine en una sala vacía. Los primeros 10 minutos fueron un absoluto homenaje al sopor y el aburrimiento.
El encuentro salió de la monotonía en la segunda parte y el Caja Segovia jugó sus mejores minutos, pero perdonó cuando ganaba 3-2 y entre Nano Modrego, Keny y los árbitros le liquidaron.