domingo, 16 de mayo de 2010

El Caja derrotó al Marfil y a sus propios nervios


El Caja Segovia sigue vivo en el play off, y tras jugar un partido de menos a más parece haberse sacudido la presión de verse contra las cuerdas frente a un rival que ayer exhibió menos virtudes de las que atesora. Quizá el hecho de jugar las eliminatorias por el título afecta a todos los jugadores, y no sólo en los que cargan con el peso de ser favoritos.
El comienzo del partido estuvo marcado por el gafe. Los quince minutos de retraso en el inicio del choque con los que “obsequió” el canal de televisión a todos los aficionados (y ojo, que hoy puede volver a pasar lo mismo) puso de los nervios a los jugadores locales, que salieron demasiado tensos a la cancha. Con Lin en la cama víctima de una inoportuna gastroenteritis, Matías quiso volver a asumir toda la responsabilidad de dirigir al equipo, y tanto quiso hacer en tan poco tiempo que sufrió una contractura y hubo de sentarse en el banquillo con evidentes gestos de dolor.
Así que pronto el partido se le puso de cara al Marfil, que tímidamente se asomó al marco de Cidao en un remate de Rubén al segundo palo que el meta del Caja resolvió con su solvencia habitual. Los de casa seguían demasiado tensos, y en cuatro minutos ya había cometido tres faltas, por lo que no podían presionar con intensidad, y tanto Dani Salgado como Óscar Redondo y Héctor campaban a sus anchas por el terreno de juego.
Pero poco a poco el Caja Segovia empezó a dar algunos motivos para la esperanza, aupado por los menos habituales. Alvarito probó a Igor, Jesús hizo lo propio con un lanzamiento lejano, y Daniel estuvo a un paso de marcar el 1-0 en una contra tras un robo en el centro de la cancha. Tres sustos que le parecieron motivos suficientes al Marfil para dejarse de alegrías ofensivas, y fiarlo todo a una férrea defensa que dejaba menos espacios que los que se pueden encontrar en la discoteca de moda a las cuatro de la mañana.
Con el Marfil echado atrás, Jesús Velasco comenzó a probar quintetos, pero ninguno le funcionó excesivamente bien. Kensuke tuvo algunos minutos interesantes en el aspecto ofensivo, Jesús defendió con cierto criterio, aunque con el balón provocó más de un infarto en los aficionados y en sus propios compañeros, y Tobe mantenía el tipo ante las tímidas acometidas ofensivas del Marfil, que siempre dejaba un jugador, o dos, por detrás de la pelota para evitar el contragolpe. Pero eso no era suficiente para pensar en gestas, y así los minutos de la primera parte fueron pasando entre los de casa, que no podían, y los de fuera, que no querían. Prueba de ello fueron los últimos cuatro minutos de primera parte, en los que con el Caja ya con cinco faltas, ni un solo jugador visitante se atrevió a encarar a su oponente para forzar el doble penalti.
El paso por los vestuarios fue como una operación de cirugía estética para el Caja, que se dejó los nervios en la ducha y comenzó a parecerse mucho al equipo que ha encandilado a la afición durante toda la temporada. Quizá tuvo que ver en ello la aportación de Geison, que no puede esprintar ni chutar a portería por culpa de su pubalgia, pero que se olvidó de sus dolores para aumentar la intensidad de la presión local. El Marfil comenzó a pasarlo mal, porque el balón apenas le duraba cinco segundos en su poder, y su portero comenzó a multiplicarse para evitar lo que en algunos momentos parecía inevitable, el gol local.
Igor lo hizo todo bien, paró todo lo parable más varios remates que parecían imparables, pero el Caja estaba desmelenado, y no paró en su ataque hasta que en el minuto 27 Matías inició una contra, se paró al no ver opciones ofensivas, pisó la pelota, se giró, miró al marco rival, y desde el borde del área y con tres oponentes frente a él, envió el balón a la escuadra de la meta visitante. Terrible.
El 1-0 terminó de liberar al equipo de casa, que en cuatro minutos pudo golear al Marfil en un perfecto ejercicio de contragolpe, tristemente seguido de un perfecto ejercicio de mala finalización. Nano Modrego, Alvarito y Daniel pudieron sentenciar el choque mucho antes de tiempo, pero no lo hicieron, y el “run run” en la grada (ya saben, aquello de que “el que perdona lo acaba pagando”) comenzó a hacerse eco.
Pero el Marfil, que se había pasado 30 minutos solamente pensando en defender, se vio sin ideas cuando le tocó atacar. Óscar Redondo parecía el único capaz de generar un cierto peligro, ya que tanto Dani Salgado como Héctor estuvieron perfectamente marcados, así que la portería de Cidao no pasó por demasiados agobios.
El partido entraba en sus momentos decisivos cuando Nano vio el desmarque de Keny, y le lanzó el balón para que el “8” del Caja encarara a Igor, lograra regatearle, y casi sin ángulo marcara el gol que dio la definitiva tranquilidad al equipo, amén del delirio a una grada que siempre animó a los suyos, que metió presión a unos árbitros que cometieron errores, pero dentro de un límite razonable, y que con el Marfil jugando con el portero adelantado, sólo sufrió cuando un centro de Óscar Redondo rebotó en Alvarito y golpeó en el palo. El Caja ganó, y gracias a ello esta tarde volverá a haber emociones fuertes en el Pedro Delgado. Hoy sí, donde no llegue el físico tendrá que llegar el aliento de los seguidores. El MRA Navarra espera al ganador en semifinales.

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